Geno Díaz
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Obra
   
 

Geno Díaz tuvo múltiples profesiones. Mayormente dedicado a la plástica, la música, el humor y la palabra escrita, explotó su talento de diversas maneras.

Como músico, con gran afición por el jazz y el tango, llegó a tocar en una orquesta y a combinar el rol de pianista con el de actor. Por ejemplo, en la obra teatral Parra (1967) sobre la vida de Florencio Parravicini.

También como animador de café-concert, actividad a la que volvería en varios momentos de su vida.

Compartió escenarios con figuras como Pepe Soriano, Les Luthiers y Nacha Guevara.

Como artista plástico, se dedicó principalmente al dibujo y la pintura, realizando múltiples exposiciones a lo largo de toda su carrera, en Argentina y España.

Trabajó junto a Isaac Díaz Pardo como ilustrador de cerámicas y la vertiente humorística lo llevó a trabar amistad y participar en varios encuentros con colegas de la talla de Fontanarrosa, Caloi, Altuna, Garaycochea, Mordillo, Breccia y otros.

Publicó varios libros de humor gráfico: Kama-sutra Kama-nostra, 50 Gatos Por 10 Pesos y Emigrantes.
Fue periodista para las revistas Gente y Caras y Caretas. Editor de Media Suela, publicación de corte humorístico. Ya en 1953 en el Mataderos de su juventud comenzó su relación con los medios gráficos, plasmada en la revista El Chasque del club José Hernández.
En los años 1983, 1984 y 1985 fue libretista de Tato Bores, primero como colaborador y luego siendo el único en esa función.
       
Sus muy variadas inquietudes también tuvieron su reflejo en su actividad como escritor. Por un lado pasando por los policiales como Los Desangelados, Moriré Sin Conocer Disneylandia y El Hombre Que Compró Su Muerte. Por otro, en obras que mezclaron lo autobiográfico con el costumbrismo, como Bazar de 0.95, La Cueva Del Chancho, Kermese y Genocidio.